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Muchos de nosotros experimentamos, muchas veces sin siquiera hacer de ello un proceso consciente, adicción a la comida.
Sin adentrarnos en los motivos emocionales o psicológicos que nos hacen llegar a eso, hoy me quiero enfocar en otro proceso: el de la toma de conciencia y el “apuro” por desandar ese Camino de kilos de más y de insalubridad.
Un buen día nos golpea la dura realidad: nos vemos en una foto y nos desconocemos, sacamos la ropa de verano con el cambio de estación y contemplamos ese short que usábamos el año anterior y hoy no nos queda, o finalmente nos paramos frente al espejo que veníamos esquivando e hicimos visible lo invisible: los kilos que, muy de a poco se fueron instalando en nosotros.
Pasamos, entonces, por las 5 etapas del duelo, que tan bien defina la teoría de Elisabeth Kübler-Ross (y que, aunque fueron planteadas originalmente para procesos como la pérdida de un ser querido, encuentro que aplican perfectamente al tema que nos ocupa):
Negación: Niego lo que me sucede. Por ejemplo, dejo de usar jeans porque no me entran y paso a usar calzas o pantalones de jogging.
Ira: El fin de la negación va asociado a sentimientos de frustración y de impotencia con respecto a la propia capacidad de modificar esta situación y eso conduce inexorablemente a enojarnos con nosotros mismos.
Negociación: En esta fase, conservamos la esperanza de que, a pesar de nuestra propia modificación externa, nada cambie y mentalmente negociamos con nosotros mismos con justificativos del tipo: “Total, ya engordé tanto que es imposible revertir la situación”, o “mi familia me quiere igual”, o el típico "de algo hay que morir”
Depresión: Por supuesto luego de la fase anterior, comenzamos a asumir de forma definitiva la realidad (en este caso, la pérdida, momentánea de aquella persona que fuimos 20 kg atrás), y por supuesto eso genera sentimientos de tristeza y de desesperanza que van de la mano con otros síntomas como el aislamiento social o la falta de motivación. “me recluyo porque me da vergüenza que me vean así”, “no sé por donde arrancar”
Aceptación: En el modelo de Kübler-Ross, esta fase finalmente se asocia con la aceptación justamente de la irreparabilidad de la pérdida: ese ser querido no volverá a estar con nosotros físicamente y eso también forma parte del proceso natural de la vida. Sin embargo, para nosotros, cuando hablamos de kg de más, la aceptación debiera ser un excelente punto de arranque.
Y en ella me voy a enfocar hoy:
Aceptar que lo hecho, hecho está, pero que así como sumé esos kg los puedo restar con alimentación saludable, actividad física (y apoyo terapéutico si hiciera falta), es el primer paso.
El primero de muchos que vamos a dar en pos de recuperar la salud.
Ya dejamos de duelar aquella que fuimos, 10, 20 kgs atrás.
Ahora somos una persona que tomó conciencia, y desea revertir la situación.
Y en ese tomar conciencia, debemos internalizar que esto no es una carrera: no puedo pretender deshacerme de ese “lastre” en un mes, cuando a lo mejor me llevó 6 meses, dos años acumularlo.
La importancia entonces de plantearnos metas a corto y mediano plazo, es lo que hace los logros posibles, y alcanzables. Tomemos como ejemplo la famosa frase utilizada por AA *: “un día a la vez” (y les aseguro que ellos saben de adicciones).
No podemos pretender que un niño corra antes de enseñarle a caminar, y del mismo modo, no podemos pretender restaurar nuestra salud alimenticia en tiempo record cuando nos llevó seguramente un buen tiempo llegar a este punto.
La planificación minuciosa, la paciencia y la perseverancia son elementos claves para no abandonar ese camino que iniciamos, un pasito a la vez, sin esperar soluciones mágicas.
La magia somos nosotros, tomando conciencia por fin de que ese cuerpo físico con sobrepeso, no representa quienes somos en realidad.
*AA: Alcohólicos Anónimos